—Joder chica, te tiene loca—respondió Cailtin
—Lo se—suspire
Aunque no sabia si era bueno o malo, quiero decir no todo lo bueno dura para siempre, aun que lo mejor sería dejar de buscarle la espina a todo
—Oye, tengo una idea asombrosa, que tal si hacemos una cita doble—dijo exaltada
—¿Cita doble?—pregunte con una mueca
—Si, tu y Justin..yo y Max—contesto con una sonrisa
—Vale, para el carro, Max?—enarque una ceja—¿Quien es Max?
—Oh claro, no he tenido tiempo de contarte, lo conocí en el puerto, cerca de sarah, fue amor a primera vista—hablo con un deje en la voz
—Humm claro, y que fue de Ryan? ¿no estabas locamente enamorada de el?—cuestione
—Claro que no, Ryan ya es pasado—levanto la barbilla como si la hubiera ofendido
—Vale, perdona— levante los brazos en un signo de paz
—¿Entonces, que dices?—pregunto con un tono iluminado
—No lo se Cailtin, no me va demasiado lo de citas dobles—dije algo dudosa
—¡Pero ________, eres mi mejor amiga, te prometo que lo pasaras fenomenal!—me dijo ella
Caitlin tenia razón, debía compensarle todo el mal que le había echo yendo y viniendo, ni siquiera sabía con quien salia, ademas tarde o temprano conociendo a Caitlin me convencería
—Esta bien, pero primera y única vez Bleades—le apunte con el dedo
—Te encantara—volvió a repetir chillando
Ya había pasado dos días en la casa de Cailtin, hoy vería a Justin, era tanta la emoción que cada vez que lo pensaba se me erizaba la piel. Se me había pasado una jodida eternidad
—Cait, me voy, deje tus botas arriba de la encimera. Te llamo luego—le grite saliendo de la habitación
—Vale niña, pásalo bien y usa protección—grito desde la ducha
Revolee los ojos y agradecí a que los padres de Cailtin no estuvieran en casa, seria bochornoso, debía admitir que sin esos comentarios no sería Cailtin, y de cierta forma sonreí, así era mi mejor amiga y estaba agradecida..vale creo que estoy algo cursi ya. Al cerrar la puerta y darme la vuelta me choque con un abdomen frió y duro, al instante sentí como un vaso se quebrara en el piso
—Joder—murmure
Al levantar la vista vi a Christian mirándome con ojos perdidos y confusos. El sabia de mi llegada, me había visto de pasada, aunque solo atinaba a bajar la vista cuando pasaba, no habíamos hablado desde bueno..ya ni lo recuerdo.
—Lo siento—murmure—Déjame ayudarte
Por suerte no había ningún liquido adentro, me ahorraría la vergüenza de limpiarlo sin descontar el hecho de que Justin me estaba esperando
Christian no había articulado una sola palabra hasta ahora. Me fije en su remera y una sonrisa se escapo de mis labios "así es, mi beatle favorito es George ¿PROBLEM?"
De repente un flashback se cruzo por mi mente
—Subele—le dije tatareando la canción
—¿Te gusta Coldplay?—enarco una ceja
—Es mi segunda banda favorita—le dije
—¿Cual es la primera?—pregunto el
—The beatles— sonreí
—George es genial—dijo el
—¿George?— solté una carcajada. No podía ser que su beatle favorito sea George, quiero decir es muy talentoso. Pero vamos, ¿George?
—¿Cual es el problema?—pregunto molesto
—No hay ningún problema pero no es muy común , es decir lo mas usual es que la gente diga que Johnn o Paul es su favorito—le explique
—Pues a mi me gusta George—dijo el
Al salir de ese trance todavía tenía a la mirada penetrante de Chris puesta en mi
—Joder Chris, realmente no te entiendo, ¿existiendo Paul Mccartney eliges a George Harrison? —dije exasperada por tal gusto
Al entender lo que había dicho, me sonroje y me mire dudosamente las manos, hacia tanto tiempo no le decía Chris..
El rió y sacudió su cabeza
—Me alegro de que sigas siendo la misma—y se fue dejando su aroma a menta y vainilla por todo el pasillo
¿La misma? ¿a que se refería?
Salí de la casa con la mente perdida y desorientada, vale, eso fue algo raro. Había pasado tantas cosas con Christian y a pesar del engaño lo seguía queriendo mucho, tantas veces me había salvado de mis metidas de pata que estaba en deuda con el de por vida
Me tome un taxi en la esquina de la casa de Cailtin, donde había una avenida amplia donde pasaba absolutamente todo Londres, le dije la dirección al chofer y prendí viaje, debía conseguir mi licencia rápido si pensaba viajar continuamente, aunque no tendría mucho sentido si volvería a California cuando acabe el verano
—Donde esta situado el ford verde—le explique al chófer—Gracias
Al terminar de pagarle salí con el humor totalemente cambiado, tenía tantas ganas de verlo. Habían pasado solo unos días pero daba lo mismo, no quería separarme nunca de el. Sentía la necesidad constante de su presencia, su aroma, su calidez y su sonrisa.
Presione el botón del ascensor a toda prisa y comencé a removerme un hilo de la camiseta torpemente, había llevado una camiseta y unos shorts desgastados, especiales para pintar una mansión entera. Al llegar al dichoso piso, toque el timbre brusca y rápidamente
No podía disimular mi emoción por verlo, era tanta que me era imposible.
Un castaño de ojos miel se asomo a la puerta en boxers y con la mejilla izquierda toda roja y un aire risueño
—¿Estabas durmiendo?—fruncí los labios para reprimir una sonrisa
—Humm si, me quede dormido esperándote—sonrió y se acerco a mi para depositarme un beso más dulce que la misma miel
Entramos al lobby con pasos lentos y vagos, al entrar vi tarros de pintura en la mesa y el piso todo cubierto diarios, había preparado todo.
De repente el rostro se me endureció
—Así que..¿siempre sales así a recibir a tus invitados?—mire hacia sus boxer y le clave una mirada siniestra
—No—sonrió divertido—solo a ti te recibo así
—Oh—sentí como llegaba el rojo a mis mejillas—pues es todo un verdadero honor, ser la única privilegiada de esa vista
—¿Por que? ¿mi niña se ha puesto celosa?—pregunto con una sonrisa ancha y burlona
—No—dije con los ojos en blancos
Al abrir los ojos me encontraba acorralada a la pared, y con su aliento en mis labios, menta fresca y un rose cálido
—Pues que lastima, porque me encanta verte así —admitió dándome besos por toda la cara y mirando con mucha atención mis labios. Mi corazón no daba más, sentía que se iba a desbordar en cualquier momento.
No sabía porque pero un recuerdo oscuro y aterrador se cruzo por mi mente
—¿Te acuerdas cuando trate de olvidarte? el día que teníamos clase de francés, digo italiano, ese día iba directo a ti para decirte que no quería saber más nada contigo, ahora cuando pienso en eso no entiendo como pude haber pensado eso, te necesito mas que a mi propia vida...—dije con un tono tímido pero seguro
—lì per sempre, non ha mai lasciato. Sempre—dijo el mirándome fijamente
—¿Te acuerdas?—dije al bordo de las lagrimas
—Había estado ahí siempre, nunca se fue. Siempre—volvió a repetir—En francés, en italiano, en ingles, te lo diré como quieras, nunca me iré.
